Edición Abreviada 2023
Corea del Sur mantiene una red de bases científicas, tanto costeras como en mar adentro, para vigilar las propiedades del agua oceánica, incluida la temperatura, la salinidad, las mareas y la altura de las olas. Estos datos son esenciales para proteger y conservar los ambientes oceánicos, como los lechos de los pastos marinos, que contribuyen a nutrir las pesquerías costeras y proporcionar un hábitat y zonas de desove para muchos organismos. El pasto marino, a veces referido como carbono azul, captura una gran cantidad de dióxido de carbono; de hecho, en la actualidad, se ha designado como una especie marina protegida, ya que se ha presentado una pérdida de su hábitat debido al desarrollo industrial costero, a los proyectos de reclamación de tierras, así como a la remoción de rocas y sedimentos para el mantenimiento de los puertos.
Las imágenes aéreas y satelitales se pueden usar para monitorear otros fenómenos oceánicos. La marea roja alude a una coloración rojiza del agua de mar debido a una floración masiva de fitoplancton (microalgas), como cianobacterias, diatomeas y dinoflagelados. Las mareas rojas pueden dañar los ecosistemas marinos al ocasionar muertes masivas de especies de peces costeros, pues algunas microalgas producen toxinas. Por su parte, las mareas verdes y marrones, coloreadas por una proliferación masiva de algas marinas, se originan en la costa este de China y pueden flotar a través del mar de China Oriental y el mar Amarillo hasta los litorales de Corea; aunque estas mareas no son tóxicas, grandes cantidades de algas verdes y marrones provocan perturbaciones ecológicas y daños a las actividades económicas; en especial, a las industrias pesqueras.
Asimismo, los sedimentos suspendidos en el agua del océano son importantes de monitorear porque pueden fungir, tanto como proveedores de nutrientes, como contaminantes del hábitat marino. Por lo general, esos materiales en suspensión tienen dos fuentes: una es a través de la escorrentía de los ríos; la otra, es por la acción de las olas y las corrientes oceánicas al encontrarse con el fondo del océano. Como la mayor parte de los sedimentos provienen de la escorrentía, las zonas costeras del mar Amarillo tienen una abundancia de partículas en suspensión. La concentración de éstas se ve influida sobre todo por las olas y el viento y suele ser más alta durante el invierno.
Al considerar las propiedades físicas del agua oceánica circundante a Corea, la temperatura es la que registra mayor variación anual. La temperatura superficial del mar promedia 5 °C en invierno y 20 °C en verano, lo que está en estrecha relación con la de la atmósfera. En los últimos años, el elevado incremento térmico del agua oceánica ha causado daños a los ecosistemas marinos y las pesquerías; por ello, el monitoreo de las temperaturas máximas del agua en verano es una tarea crítica; los datos arrojan que han aumentado de forma notable.
Las estaciones costeras de observación oceánica indican que el nivel del mar se está incrementando a un ritmo de hasta medio centímetro por año. Tal aumento puede acelerar problemas como la erosión costera y la intrusión de agua salada en los acuíferos de agua dulce; además, puede acrecentar la probabilidad de inundaciones por las fuertes marejadas asociadas con los tifones.
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